jueves, 5 de agosto de 2010

EL SIMBOLO DE COBRE




Ambientado en Inglaterra y Normandía en el siglo XII. Vivimos las peripecias de una joven que luchará con todas sus fuerzas para poder realizar su sueño: llegar a ser un maestro herrero en un mundo de hombres.

Una novela de aventuras, amor y secretos en la Europa Medieval. La historia de una mujer valiente que perseguirá un sueño y vivirá una gran historia de amor.

“Leer Katia Fox es como comerte un bistec jugoso, tierno, sabroso” Histo-Couch


El libro, extenso como pocos, nos cuenta las aventuras (y desventuras, claro) de nuestra protagonista, Ellenweore en el siglo XII, momento histórico que hay que tener en cuenta para poder entender la mayoria de situaciones e intrigas de la novela. Desde su infancia y hasta su plena madurez personal y, ante todo, social, Ellen se mueve en busca de un sueño: llegar a ser reconocida algún día como una maestra forjadora de espadas y propietaria de su propia fragua. A partir de esta premisa, se desenvuelve la historia. La vida de Ellen no ha sido fácil, pues ya desde su infancia, y pese a ayudar a su padre en la herrería familiar Orford, siente el rechazo frío y despiadado de su madre, Leofrun, quien, tras ser sonprendida por Ellen en adulterio y, por miedo a ser asesinada para mantener este hecho en silencio, se ve obligada de salir de su casa en busca de fortuna.

Con ayuda de una anciana de su poblado, Aelfgiva, Ellen decide hacerse pasar por muchacho a fin de poder encontrar trabajo como ayudante de herrero en alguna aldea (pues no olvidemos que en el medievo, los gremios estaban dirigidos por hombres y nunca se permitía a una mujer ser maestra o propietaria de su propio negocio). Finalmente, es el herrero Llewyn, quien le da trabajo y más tarde será decisivo en su vida, pues la envía a casa del gran maestro de la forja Donovan, quien ayudado por su esposa Glenna, acoje a Ellen con mucha reticencia y se trasladan a Normandia... Sin duda, Donovan ha reconocido el don que la muchacha tiene en el arte de la forja.

El hecho que da un giro a la vida de Ellen es una traición de su amiga de la infancia, Rose, quien confiesa a Thibault que Ellen es una mujer. Ellen, se ve asaltada por su hermanastro y tras su violación, y posterior aborto, vuelve a huir para rehacer su vida y llegar a conocer todos los artes necesarios para crear la espada perfecta del rey.
Durante su juventud, Ellen consigue aprender y dominar la forja, y en este círculo masculino y caballeresco, conoce al que sería el gran amor de vida y padre de su hijo tullido, Guillaume el Mariscal. A su vez, durante este tiempo de aprendizaje conoce a su hermanastro Thibault, personaje osco, coleríco y celoso que vive obsesionado en conseguir a la muchacha y alguna de sus espadas.

Cuando parece que Ellen conoce de nuevo el amor y la estabilidad junto a un orfebre, este es asesinado por Thibault... hecho que nuevamente la hace emprender una nueva huida hasta asentarse en las campañas de torneos caballerescos en los que se reencuentra con Guillaume. Tras este encuentro, Ellen da a luz a un hijo que más tarde será poco menos que despreciado por el propio Guilleume a causa de una malformacion de nacimiento. A estas alturas de su desdichada vida, Ellen ya es propietaria de su fragua y sus espadas son reconocidas como joyas por cualquier caballero que se precie. Sin embargo, cuando recibe el ansiado encargo de hacer una espada para el Rey, esta descubre que no ha sido otro que el posesivo Thibault quien desea nuevamente la espada y a ella. En el momento de entregar la espada y, tras un enfrentamiento con el Rey, Thibautl es asesinado y Ellen vuelve a su hogar, a fin de rehacer su vida y mantener su nombre como maestra forjadora, olvidando al que fuera su gran amor y cansándose con Simón, personaje secundario que aparece en las primeras páginas del libro pero que, más tarde nos roba el corazón con su gran paciencia y humildad.

Ellen ha sido sin duda la gran protagosnista de este libro, pues es su ansia de lucha, de levantar cabeza y conseguir su sueño, lo que nos hace engancharnos a la novela. Su historia de amor y desamor con Guillaume no es digna de mención e incluso nos hace replantearnos que realmente este libro se pueda incluir en el subgénero de la novela romántica.... Los personajes secundarios son justos pero con personalidades perfiladas, bien definidas en su conjunto, y la autora consigue que no nos parezca extraño que alguno de ellos (como Simón o William) aparezcan solo un par de páginas al principio del libro y más tarde reaparezcan con toda su fuerza al final de la vida de la protagonista, cómo si nada... cómo si hubieran estado "ahí" durante toda la historia.

Lo único que me ha parecido flojo, ha sido la descripción espacio- temporal de la historia. No cabe duda de que Katia Fox ha dedicado gran parte de su preparación al arte de la fragua, pues con una simple lectura se puede comprobar que utilizada adecuadamente los términos característicos de este arte, controla la jerga, pero sí he he echado en falta un poco más de "mimo" en la descripión del día a día, de la vida de las gente en general en este periodo histórico. En ese aspecto, me ha parecido pobre.

Es un libro no apto para las que busquen una historia de amor sin límite.. . así que para mi gusto, lo recomiendo con un 7 para las que les guste leer histórica en general, y un 4 para las que busquen una novela romántica.

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